Post Image

Diástasis abdominal cerrada… ¿es sinónimo de funcionalidad?

Nos referimos a diástasis del recto abdominal o diástasis abdominal a la separación o distancia entre los vientres musculares del recto abdominal. Es la línea media que separa la famosa tableta de chocolate que exhiben muchos deportistas. Esta separación de los vientres musculares es el resultado del estiramiento y laxitud del tejido conectivo llamado línea alba que discurre desde el apéndice xifoides a la sínfisis del pubis. La línea alba conforma la aponeurosis de la musculatura abdominal formando la división de la parte derecha e izquierda del recto abdominal. Durante el crecimiento uterino en el embarazo, este tejido conectivo se estira. Lo peor de todo es que se estrecha perdiendo densidad y consecuentemente compromete la funcionalidad de toda la pared abdominal. Sobre este tema Low Pressure Fitness tiene dos noticias que contaros: una mala y otra buena. Comencemos con la mala.

cerrar-diástasis-LPF
Imagen de recto abdominal con diástasis abdominal y sin ella

Las malas noticias

La mala noticia es que la diástasis del recto abdominal es muy común en el post-parto. Se estima una prevalencia de entre el 30 y 70% durante el embarazo y el periodo del postparto. Según un estudio de Gonçalves et al., (2015), un 100% de mujeres en su semana trigésimo quinta de embarazo tenían diástasis abdominal la cual disminuyó de forma natural un 35-39% a los 6 meses del parto.

 

cerrar-diastasis-LPF
Imágenes de diástasis abdominal postparto
Imágenes de diástasis abdominal postparto

 

Otro estudio de Coldron et al. (2008), evaluaron la distancia entre recto en mujeres desde el primer día hasta las 8 semanas del postparto. Se encontraron una reducción natural de la diástasis a lo largo del postparto. No obstante, sin realizar intervención física o terapéutica, al año del postparto la diástasis persistía.

 

Cabe destacar que en algunos casos la diástasis puede incluso empeorar. Esto quiere decir que la distancia entre rectos puede volver a aumentar con algunos factores de riesgo como la práctica excesiva de ejercicio o actividades físicas no recomendable durante el postparto. Algunos esfuerzos físicos son demasiado intensos para la faja abdominal que no es capaz de gestionar funcionalmente dichas exigencias. Al respecto en la literatura médica militar se reportó el caso de una marine con diástasis abdominal postparto que a pesar de someterse a un programa de rehabilitación no fue capaz de completar el test de abdominales exigido en las pruebas de condición física de la marine tras cuatro meses. Como consecuencia de ello, fue sometida a una abdominoplastia. Un completo sin sentido, desde la rápida incorporación al trabajo (¿cuatro meses?), la decisión temprana de la intervención quirúrgica hasta la prueba en sí.

 

Otro caso muy conocido es el de la peligrosa moda del ab-crack que precisamente trata de buscar una pronunciada diástasis a través de la realización de interminables sesiones de abdominales.

cerrar-diástasis-LPF

 

Las buenas noticias

La buena noticia es que se puede mejorar con rehabilitación y ejercicio. Los dos principales objetivos de la rehabilitación de la diástasis son recuperar la estabilidad lumbopélvica y reducir la distancia entre los rectos. La dimensión de la diástasis abdominal se ha relacionado con debilidad de la pared abdominal. Además, la diástasis abdominal se ha asociado con inestabilidad lumbopélvica y debilidad de la musculatura del suelo pélvico.

 

Sugerimos que la primera línea de recomendación para el tratamiento de la diástasis abdominal deba ser la consulta con un profesional de la salud que pueda inicialmente valorar tanto la presencia y dimensión de la diástasis abdominal como su funcionalidad. A partir de aquí, optar por un programa de rehabilitación y de ejercicio adaptado a manos de profesionales de la salud y de las ciencias del ejercicio cualificados.

 

¿Diástasis y función abdominal?

Un hueco sellado no siempre es sinónimo de recuperación abdominal completa. Es decir, recuperar la distancia inter-rectos no siempre tiene que dar lugar a un abdomen funcional. A veces, nos encontramos con mujeres que han cerrado la diástasis completamente pero no han recobrado una óptima funcionalidad lumbo-pélvica. Casos muy ejemplificadores son los de las mujeres sometidas a abdominoplastias que acumulan dolor, inestabilidad lumbopélvica y problemas de suelo pélvico tras la intervención. En el caso contrario, mujeres con grandes diástasis que son funcionales y no presentan dolor pélvico, dolor lumbar ni patología de suelo pélvico. Por eso centrar los objetivos exclusivamente en el cierre es mirar al problema desde una sola perspectiva. Cada caso es único y de ahí la importancia de realizar una valoración global a nivel abdominal, pélvico y funcional durante el postparto.

 

Cuando la línea alba pierde su habilidad de generar tensión previa a la diástasis, pierde asimismo su cualidad esencial de densidad. Esto se traduce en una pérdida de su cualidad de fuerza y sostén. En definitiva, es la pérdida de funcionalidad que va a afectar a todo el complejo abdominal. La cremallera puede estar cerrada pero el algodón debilitado. El papel que representa el tejido conjuntivo abdominal (fascia tóraco-lumbar y línea alba principalmente) en la rehabilitación de la diástasis abdominal ha sido menospreciado a pesar de su función estructural indiscutible.

 

cerrar-diástasis-LPF

 

Como ya se ha destacado, no basta con valorar simplemente la distancia inter-rectos tras el partos. Se debe hacer una valoración abdominal y pélvica exhaustiva. En nuestro directorio web encontrarás fisioterapeutas certificados en Low Pressure Fitness que pueden valorar y tratar la diástasis abdominal.

 

Si te interesa este tema no pierdas los próximos artículos del blog. Versarán sobre los diferentes métodos de valoración de la distancia inter-rectos y propuestas de rehabilitación de la diástasis mediante ejercicio.

 

Autora:
Dra. Tamara Rial

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *