Una de las grandes bases de Low Pressure Fitness es el entrenamiento respiratorio, al que se le dedica mucho tiempo y atención.
Es muy importante educar y entrenar a la persona para que mejore el funcionamiento sinérgico de los músculos respiratorios (diafragma, serratos, intercostales, escalenos, abdominales…) en primer lugar, para posteriormente poder desarrollar un trabajo de mejora de la capacidad respiratoria de manera más intensa.
En LPF comenzamos el trabajo respiratorio mediante ejercicios de propiocepción, movilización y normalización tónica muscular, como por ejemplo:
- Con las manos apoyadas bajo el pecho, realizar respiraciones costales empujando las manos hacia fuera con las costillas en la fase inspiratoria.
- Con las manos sujetando las costillas, realizar respiraciones costales tirando con las manos de las costillas hacia fuera en la fase inspiratoria y empujando hacia dentro con los talones de las manos en la fase espiratoria.
- Podemos realizar también respiraciones resistidas, empujando suavemente con las manos las costillas hacia dentro en la fase inspiratoria.
- Es muy importante normalizar el tono del principal músculo respiratorio, que es el diafragma. Para ello, se colocan las manos debajo de las costillas, y en la fase espiratoria, empujamos con los dedos en dirección craneal por debajo de las costillas.
Una vez se haya logrado una mejora en la propiocepción, movilización y en el tono muscular, es conveniente empezar a introducir apneas cortas (10-12”) en posiciones menos carga, realizando la apertura costal con ayuda de las manos (tirando de las costillas hacia fuera).
Igor Gutiérrez, LPF coach