Mucha gente alrededor del mundo conoce Low Pressure Fitness (LPF). Este gran método que combina postura y respiración para poder lograr un sin fin de efectos físicos.
Las mujeres que han tenido la experiencia de ser mamás, usan esta gran herramienta en el post-parto, para recuperar la función de su suelo pélvico, reducir centímetros de cintura y cerrar la diástasis del abdomen (ese espacio abierto en medio del abdomen que se hace con la distensión muscular del embarazo).
Otras personas, lo utilizan para mejorar su rendimiento deportivo, su función sexual, su capacidad respiratoria, moldear su figura, fortalecer sus músculos y mejorar su postura, entre otros muchos beneficios.
Pero, ¿Qué tienen en común todos estos efectos corporales que no se encuentran relacionados con el cuerpo físico?
La respuesta a esta pregunta es: los efectos mentales y emocionales. Podrán preguntarse ¿cómo se relacionan los efectos de LPF con la mente y las emociones?
Pues bien, por más rebuscado que parezca, las respuestas a esto son muy simples, ¿Cómo se siente una persona cuando recupera el tono de sus músculos, cuando se ve a sí misma en el espejo y ve una figura torneada y marcada, cuando rompe un nuevo récord en su actividad deportiva, cuando su desempeño sexual es mejor, cuando ventila más eficientemente?
Emocional y mentalmente, cuando alguien alcanza nuevos logros siempre va a sentirse mejor, autosuficiente, autorregulado, fuerte, poderoso, feliz, pleno, bello y muchas otras emociones más.
Pero los efectos en estas áreas, no se quedan solamente en su relación con los efectos físicos. Yo soy fisioterapeuta, mexicana y me dedico -además de la rehabilitación ortopédica-, a la fisioterapia en salud mental.
En esta rama, utilizamos herramientas propias del cuerpo – como ejercicios, técnicas manuales, danza y movimiento – para tener efectos a nivel mental y emocional.
Tres de los componentes más importantes que utilizamos en fisioterapia en salud mental para disminuir el estrés, la ansiedad y la depresión (entre otros), son la postura, la respiración y el ejercicio físico. Estas son tres cosas que se trabajan en LPF, por lo que al practicar diariamente las posturas (que por cierto llevan nombres de diosas griegas muy poderosas y mucha energía de autosuficiencia), también estaremos logrando disminuir el estrés, la ansiedad y la depresión.
Al realizar ejercicios que involucran tantas repeticiones de respiración y apneas, la persona que lo practica, debe estar completamente atento a ella y por ende, la consciencia respiratoria y corporal, y las repeticiones provocan un estado de relajación muy profundo.
Como fisioterapeuta utilizo LPF como arma de doble filo, porque mientras doy la clase para mejorar postura y dolor, también lo utilizo para reducir los efectos emocionales negativos a los que se someten mis pacientes en el día a día.
Tanto a nivel personal como laboral, he logrado experimentar las ventajas que ofrece el método y por eso lo recomiendo ampliamente.
Los invito a tomar los cursos y aprovechar todos sus beneficios.
LTF Sharon Finkelbrand
LPF Trainer