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Nutrición cualitativa & Low Pressure Fitness para un abdomen plano

Una de las principales razones por la que la gente se anima a practicar ejercicio físico o seguir una dieta es el control de su peso y disminución del contorno abdominal. Low Pressure Fitness (LPF) es conocido por ser el método más utilizado para reducir el perímetro de cintura y conseguir la denominada en Brasil “barriga negativa”. Más aún, la práctica sistemática de Low Pressure Fitness nos ayuda a regular el funcionamiento digestivo, siendo especialmente útil en trastornos como el estreñimiento, flatulencias o inflamaciones intestinales.  

Teniendo en cuenta la estrecha relación existente entre las vísceras (contenidas en el peritoneo) y el diafragma (principal modulador de la presión intra-abdominal y unido al peritoneo) la correcta nutrición tiene un papel fundamental durante la práctica del método LPF.

Son muchas las personas que se someten a interminables dietas y sesiones en el gimnasio. ¿Cuántas personas conoces que siguen haciendo esfuerzos sin lograr los resultados esperados? El sentido común está indicando que algo falla. Y muy probablemente sea la manera de entender el funcionamiento de nuestro cuerpo.

A lo largo de una serie de artículos sobre nutrición y Low Pressure FItness os iremos desvelando las claves para comprender los nutrientes adecuados para cada tipo de persona, climas o actividad física. Todo ello centrado en la perspectiva de calidad nutricional en lugar de  cantidad (perspectiva de las guías nutricionales más tradicionales).

Por ejemplo ¿Pan blanco o arroz integral? Los dos nos aportan hidratos de carbono, pero la calidad nutricional de uno no tiene nada que ver con la del otro.

El pan blanco procede de harinas refinadas de trigo, el cual ha perdido gran parte de sus nutrientes (especialmente vitaminas y minerales) y aporta menos energía para el organismo, al contrario de lo que hace el arroz integral, que conserva todas sus cualidades intactas. Lo mismo sucede con muchas otras fuentes de nutrientes. En general, los alimentos obtenidos de fuentes procesadas nos van a aportar una menor cantidad de nutrientes (y de peor calidad).

Por lo tanto, el primer paso para obtener el mayor beneficio de la nutrición es reducir el consumo de alimentos procesados y dar más presencia a los alimentos naturales, preferiblemente ecológicos (para evitar la contaminación química).

Pero antes de entrar a determinar qué alimentos serían los más beneficiosos, vamos a empezar por unas sencillas pautas que te ayudarán a aumentar la calidad de tu alimentación

  1.     Mastica cada bocado 30 veces como mínimo. Recuerda que la digestión empieza en la boca. Si los alimentos llegan al estómago sin haberlas masticado bien, éste tendrá que hacer un mayor trabajo.
  2.     Respira mientras comes. Tomar conciencia de la respiración te ayudará a ser más consciente del momento de la comida, masticarás mejor, te sentirás más relajad@ y mejorarás la asimilación de los nutrientes.
  3. Por la misma razón, evita distraerte con lectura, TV, móvil mientras comes etc.
  4.     Mantén una postura adecuada para comer. Si te sientas mal y apoyas el diafragma sobre las vísceras, el funcionamiento de los sistemas respiratorio y digestivo se verá alterada.
  5.     Respeta las horas de las comidas. Mantener los ciclos de alimentación es muy importante, tanto como hacer 4-5 ingestas al día. De igual manera, da tiempo a tu cuerpo para que haga la digestión, reposa tras la comida.
  6.     Evita ingerir líquidos durante las comidas, ya que puedes diluir los jugos gástricos y reducir la potencia digestiva del estómago.
  7.     Come sólo lo que necesites y no desperdicies la comida. Comer en exceso produce un aumento de radicales libres (oxidación). Sé consciente de la suerte que tienes por poder llevarte comida a la boca todos los días. La gratitud es uno de nuestros mayores alimentos.

IGOR GUTIÉRREZ, LPF coach

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